Historia:
El primer recuerdo que se tiene de alguna de ellas, al menos de forma fehaciente, corresponde al año 1513, con procedencia china. Se cree que también, han existido teteras mucho más antiguas.
Uno de los cambios fundamentales en la historia de la tetera fue durante la dinastía Ming. En el cual ellos preferían dejar las hojas de té directamente dentro de un recipiente con agua caliente y que fuera cubierto. Pero también uno de los puntos de inflexión más importantes en la evolución de las teteras, vino de la mano de la fabricación de la porcelana en el Reino Unido. Allí el mundo occidental las adoptó como propias y empezaron a tramar con ellas, diversas modificaciones.
Con el paso del tiempo fueron modificándose sustancialmente. Primero eran más bien pequeñas, redondeadas y con la boquilla ancha, pero luego fue variando conforme a las modas y estéticas dominantes en cada período (habían rococó, neoclásicas, etc.)
En 1921, un ejecutivo neoyorkino Joseph Block diseñó una de las primeras teteras silbadoras, siendo acaso una de las últimas grandes innovaciones, al menos en cuanto funcionalidades específicas. Pero, la verdad, hoy en día, las hay para todos los gustos. De diseño, pequeñas, grandes, redondas, ovaladas, con o sin infuso res, prácticas, complejas, con decoraciones, sin ellas... En fin, podrás escoger tu tetera a gusto y placer sin tener que preocuparte demasiado por encontrar una que te agrade.
Pero hoy en día la tetera ya no es la misma que la de hace cuatro siglos, sino que ha sufrido un cambio radical hasta llegar a convertirse en aparatos eléctricos, dicho accesorio del té, para sus habituales consumidores. De hecho, se ha convertido en un artefacto de uso más que común, en varias partes del mundo. Además, tiene la funcionalidad de detenerse, cuando el agua ha llegado a su punto indicado.
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